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Algy Moncrieff

Let's get it on

 

    Lo mejor de follar es que puedes hacerlo como te de la gana mientras te dejen. Pensando en esto me doy cuenta de que hace mucho que no tengo sexo musical. La música es un buen complemento del sexo. Genera estados de ánimo y te permite mantener una cadencia que, aunque se modula y cambia a gusto, no deja de ser un ritmo.

            “Let’s get it on”, de Marvin Gaye, ésa era la canción que me había estado rondando la cabeza en los últimos días. No tenía ni tan siquiera una vaga idea de cómo se llamaba, y tampoco recordaba quién la cantaba, tan sólo que la reconocería en cuanto la oyese. Soy pésimo tarareando así que no tenía ninguna opción de que nadie me sacase de dudas al respecto. Así es que decidí buscarla entre las bandas sonoras de comedias románticas, porque si de algo estaba convencido es de que es un tema que se suele poner en los hogares estadounidenses como aperitivo del sexo, sobre todo entre los afroamericanos. Gracias a “Deuce Bigalow: Male Gigolo”  o en España sólo “Gigoló”, pude al fin desenmascarar al objeto de mi obsesión pasajera.

            No es como “Purple rain” de Prince, una canción que te sube la lívido, es más bien un tema que te lleva una sonrisa a la cara y te induce a disfrutar del sexo. Diré pues que es algo para escuchar mientras se echa un polvo, no antes. No es para motivarte, es para llevarte de la mano hasta el orgasmo.

            Joder, lo peor de todo es que hasta me estoy recubriendo de almíbar como un melocotón enlatado mientras digo todas estas cosas. Ahora que he redescubierto a Marvin Gaye, mis oscuros propósitos de sexo burlado se tambalean como una aguja sobre un disco de vinilo. No, no follaré escuchando “Let’s get it on”, es demasiado bueno para malgastarlo con una mujer que me perdona con la mirada.


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